LA PROBLEMÁTICA DE LOS PROBLEMAS MATEMÁTICOS:
MIRANDO EN DIRECCIÓN CONTRARIA
MIRANDO EN DIRECCIÓN CONTRARIA
Los problemas escolares encierran una cuestión a tratar más allá del resultado. Esta dificultad está relacionada con el alumno y su capacidad para entenderlos, más allá del algoritmo.
Los problemas matemáticos han sido considerados durante años como parte importante del área de Matemáticas. Su relevancia es tal que posee un apartado propio dentro de las enseñanzas curriculares. Este énfasis magistral por enseñarlos parece chocar con la resistencia que ofrecen los alumnos para comprenderlos y solucionarlos. Dada esta situación, es obvio y a la vez paradójico que los problemas entrañan una problemática en sí mismos: No logran su finalidad, o lo que es lo mismo, no son un instrumento eficaz para que el alumno ponga en práctica las estrategias lógico-matemáticas adecuadas.
Por un lado, y de manera general, mencionaremos varios impedimentos del problema escolar que dificultan su resolución. Estos "OBSTÁCULOS" son:
- El lenguaje verbal:
" no son capaces de solucionarlos porque no entienden el enunciado"
- El lenguaje número:
"una fallida enseñanza del concepto numérico"
- La abstracción:
"se encuentra aún en la etapa de las operaciones concretas"
Hasta el momento, conocemos los obstáculos que impiden a la mayoría de nuestros alumnos acceder al significado profundo del problema escolar. La tesitura es grave, ya que estamos formando a personas incapaces de enfrentarse a situaciones matemáticas reales. El niño que durante la escuela no haya practicado, errado y aprendido a resolver un problema, pongamos por ejemplo el intercambio monetario, será incapaz de gestionar su propia liquidez en cualquier situación cotidiana.
Ante esta situación y como un intento de resolver la problemática de los problemas escolares, se exponen las siguientes PROPUESTAS DE MEJORA:
Fomentemos el gusto por la lectura:
Sí; no estamos hablando ahora de poner en práctica estrategias para aumentar la velocidad lectora o la comprensión escrita. Es el GUSTO por leer es lo que le hará al alumno lo que le es lógico: leer. !Propongamos situaciones frescas en el área de lengua para fomentarlo! El cuento puede ser leído y contado al mismo tiempo ¡Usemos el juego para motivarles! Títeres, sombras chinescas, marionetas...¡Todo vale! Hagamos sesiones en las que sea él el que hable y nos cuente, como narrador o como lector, su experiencia con el libro. Propongamos entonces el "club de lectores"y el "tablón del ojo crítico". Y no nos olvidemos de nuestro papel como animadores de libros. ¡Mostremos sus encantos antes de que abran sus páginas! ¡Que se enamoren solo con ver sus portadas y escuchar hablar de ellos! Si con todas estas estrategias conseguimos motivarle a leer, el ritmo, la velocidad y la pronunciación adecuada vendrán de la mano, y junto a ellos, la comprensión del enunciado matemático.
"Títeres, sombras chinescas, marionetas...¡Todo vale!"
Decía Piaget en el libro titulado Psicología del niño que -"no ha de creerse, en efecto, que un niño posee el número por el mero hecho de que haya aprendido a contar verbalmente"- (Piaget, pág. 107). Para poder entender este otro lenguaje, necesita haber practicado durante la etapa infantil los dos tipos de agrupamientos fundamentales: la clasificación y la seriación. Por tanto, elevemos al lugar que merece la educación previa a los 6 años, ya que es ahí y solo ahí donde TODO arraiga.
"necesita haber practicado durante la etapa infantil dos tipos de agrupamientos"
Facilitemos la comprensión de la información:
Si la mayoría de los libros de lectura para alumnos de 6-12 años vienen acompañados de ilustraciones ¿Por qué nos olvidamos de ellos en los problemas? Dibujemos lo escrito o invitemos a dibujarlo. Acerquemos el problema a su realidad. Tengamos en cuenta que las matemáticas están muy ligadas con la capacidad creativa, con el pensamiento divergente, con la idea que nunca ocurrió antes. El dibujo se insinúa entonces como un medio ideal para abrir ese "otro camino", esa otra visión de la realidad que quizá, en algún tiempo, sea real.
Demos un paso más y junto a la visión pictórica del problema, añadamos su radiografía. Enseñémosles a tratar la información, a esquematizarla, a fraccionarla en tablas. Ayudemos a formar sus esquemas mentales a través de esquemas de papel.
"Dibujemos lo escrito o invitemos a dibujarlo"
Propongamos otro modelo de enseñanza del problema:
Junto al problema clásico escolar deberíamos introducir las llamadas "situaciones problemáticas". Aquellas en el que los alumnos vivencian en el aula situaciones REALES de aprendizaje. Ya no se trata de leer lo que pasa, sino de sentir lo que les pasa. En estas situaciones, el maestro gestiona las variables de manera que el alumno tiene que modificar sus esquemas mentales y buscar nuevas estrategias resolutivas. Se trata de un juego en el que nosotros somos los más traviesos y donde tanto el que falla como el que no, gana aprendiendo.
"los alumnos vivencian en el aula situaciones REALES de aprendizaje"
Y es que en muchas ocasiones, el mayor de los problemas es no darnos cuenta de que el problema no se encuentra en su infantil manera de percibir, sino en nuestra adulta forma de mirar...
(Dedicado a Carmen Chamorro y a su esfuerzo por mejorar la didáctica matemática.)
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